viernes, diciembre 02, 2005

Música, música por todas partes

Hace poco hablábamos de los nacionalismos musicales y de como los compositores “serios” habían incorporado elementos populares en su música. Ahora mostraremos como este camino puede recorrerse en ambos sentidos: alguna música “seria” se ha filtrado al acervo popular, a menudo sin que quienes la oyen sean conscientes del origen culto de la melodía que tararean.

Si hiciésemos una encuesta en la calle, preguntando a los viandantes si escuchan música clásica, la mayor parte respondería que no. Lo cierto es que se equivocan. Sin ir más lejos, es imposible acudir a una boda sin escuchar a Wagner o a Mendelssohn. Las dos marchas nupciales más populares (Ta-ta-ta-rá y piripiripíiii-pipiriiiiiriri, disculpen la penosa transcripción) son, respectivamente, de la ópera Lohengrin del primero y de la música para "Sueño de una noche de verano" del segundo.

Más fácil de tararear, la canción de cuna de Brahms se ha convertido con los años en la canción de cuna por anotonomasia, tarareada por miles de madres a quienes el nombre de Brahms no les sugeriría nada en absoluto. "La donna é mobile" de la ópera de Verdi Rigoletto es otra melodía instantáneamente reconocible y tarareada por millones de personas que jamás han ido a la ópera, al igual que el "Fígaro" (Fí-gaaaaa-rooo fi-ga-ro fi-ga-róoooo) de la ópera de Rossini “El barbero de Sevilla”.

También muy conocida es la ópera Carmen. La habanera "El amor es un pájaro rebelde" y los couplets de Escamillo "To-re-a-dor" son melodías que cualquiera reconoce al instante, al haber aparecido en miles de películas, desde Babe, el cerdito valiente a Los padres de ella.

El primer movimiento de la quinta sinfonía de Beethoven es quizás el más reconocible de toda la música orquestal. Su ritmo (ta-ta-ta-TA) coincide con el código morse correspondiente a la letra V y fue utilizado por los aliados durante la segunda guerra mundial como código para Victoria.
Sin llegar al nivel de asimilación de los ejemplos anteriores, muchas otras piezas "clásicas" se han ido incorporando a nuestro ideario colectivo a través de su uso en películas, anuncios y series de televisión. Sin ánimo de ser exhaustivos, podemos citar:

El llanero solitario cabalgaba por las praderas al ritmo de la obertura de Guillermo Tell de Rossini, obertura que figuraba prominentemente en uno de los más famosos cortos de Disney: "El concierto de banda"; en el que Mickey intentaba dirigir esta obertura, mientras Donald se dedicaba a sabotearle interpretando “El pavo en la paja” (una canción infantil anglosajona) al flautín.

El himno a la alegría que forma el último movimiento de la sinfonía nº 9 de Beethoven es ahora el himno de la Unión Europea, aunque ya era mundialmente conocido mucho antes, adaptación de Miguel Ríos incluída.

El requiem de Mozart, o más bien algunos fragmentos, se ha empleado en docenas de películas y anuncios para crear una sensación monumental y solemne.

A pesar del desconocimiento general de la música de nuestro siglo, millones de personas han escuchado obras de Ligeti, Penderecki, Henze e incluso Crumb. Películas como "El exorcista", "El resplandor" o "2001, Odisea en el espacio" utilizaron música contemporánea (escrita evidentemente para otros fines) para lograr ambientes opresivos, siniestros o misteriosos. Stanley Kubrick, en particular, tenía el talento natural de encontrar la música exacta para cada escena. El prólogo de “2001” no sería el mismo sin los mayestáticos golpes de timbal que Richard Strauss escribió para ilustrar el libro de Nieschtze “Así hablaba Zaratustra”; como tampoco el descubrimiento del monolito en la Luna tendría el mismo misterio de no ser por el coro "Lux Aeterna" de Ligeti.

El coro de los esclavos de Nabucco (Va pensiero) ha sido inmensamente popular en Italia desde que se estrenara la ópera de Verdi (cada poco tiempo es propuesto como nuevo himno nacional). En España se hizo famoso en la adaptación de Nana Mouskouri (“Cuando cantas, yo canto por tu libertad”)

Músicas que tienden a reaparecer una y otra vez en películas son:

Adagio de Barber: en escenas fúnebres o dolorosas, vg. catarsis Platoon.
Oh Fortuna! de la cantata Carmina Burana de Orff: escenas épicas, vg. Excalibur.
Cabalgata de las Valkyrias, de la Valkyria de Wagner: escenas épicas también, es famosa sobre todo por la escena de Apocalypse Now.
Aleluya de "El mesías" de Handel: a menudo usado de forma irónica por su connotación de júbilo triunfal.
Tocatta y Fuga en re menor, atribuída a Bach: siempre que aparezca un órgano en escena, no importa que lo toque el capitán Nemo o el conde Drácula.
Pompa y Circunstancia, marcha nº 1 de Elgar: en todas las graduaciones y siempre que se quiera aludir a la ceremoniosidad académica.
Can-Can de Orfeo en los infiernos de Offenbach: música de cabaret decimonónico por antonomasia, p.ej en Titanic o en Moulin Rouge.
Minueto de Boccherini (del quinteto nº 5): siempre que la acción se ambiente en el siglo XVIII.

Miscelánea:

El Vals de la suite de Jazz nº 2 de Shostakovich hace de fondo musical en el anuncio de lotería de navidad conocido como "el del calvo".
La sintonía de las famosas series de animación Érase una vez... (el hombre, la vida, el espacio, etc.) no es otro que el minueto del septimino de Beethoven.