jueves, mayo 12, 2005

El Albaicín

La vida de Isaac Albéniz bien merecería ser llevada al cine, aún sin los excesos románticos (y espúreos) que adornan la leyenda.

Es verdad que fue un niño prodigio y que sus padres lo presentaron a las pruebas de ingreso en el conservatorio de París con siete años. Tras maravillar al tribunal con su precocidad, le fue denegado el acceso, no por romper un espejo con su pelota, sino por su tierna edad. También es verdad que con tan sólo quince años ya hizo su primera gira por las Américas, aunque fuera acompañado de su padre y no tras haberse fugado a bordo de un mercante. En lo que no exagera la leyenda es, sin duda, en el inmenso talento natural del muchacho, convertido desde muy joven en una celebridad internacional.

Todo este tránsito constante no impidió a Albéniz formarse adecuadamente (graduado con todos los honores posibles en Bruselas) ni tampoco difuminó su herencia española. Más bien al contrario, la lejanía no hizo sino acrecentar su interés por la cultura popular de su tierra. Que, digámoslo ya, no era precisamente la Girona natal. Albéniz se creía descendiente de moros y vivió siempre fascinado por la música (y la cultura) andaluzas.

Como compositor cultivó, además del piano, la zarzuela, la ópera y la canción (estos dos últimos géneros gracias al mecenazgo de un excéntrico banquero inglés). Para el piano, aunque llegó a escribir cinco sonatas y dos conciertos, su verdadero talento estuvo siempre en las pequeñas piezas inspiradas en los ritmos populares españoles. El mejor ejemplo de este estilo, a veces calificado despectivamente como "de postal" es la suite española de 1886. No sería hasta el final de su vida cuando por fin alcanzó la madurez artística, plasmada en las "doce nuevas impresiones" que forman la colección "Iberia". Estas impresiones, que podrían parecer piezas similares a las postales sonoras de su juventud, van mucho más allá, tanto en complejidad musical como en sentimiento. Estos frescos sonoros buscan capturar no tanto el pintoresquismo de antaño como el sentir profundo de Andalucía (no de España: sólo una de las doce piezas se refiere a otra región). Y en ninguna se alcanza este objetivo como en el Albaicín.

La indicación que Albéniz da en la partitura es: "Allegro assai, ma melancolico" (muy alegre, pero melancólico).

El título se refiere al barrio gitano de Granada, al pie de la Alahambra. Musicalmente adopta una forma sencilla: dos temas contrastantes, una bulería y una copla, que se van alternando en un arco desde la tranquilidad del comienzo a la excitación casi salvaje del pasaje central, para volver luego a la calma del comienzo, interrumpida por una floritura final casi desafiante.

Los apenas siete minutos que dura una ejecución de esta pieza le bastan a Albéniz para llegar a lo más hondo del alma andaluza. Todo está aquí: la pasión, la alegría y la tragedia, expresadas por medio de las armonías más refinadas y del color más vibrante.

2 Comments:

Blogger Elías Cañete said...

Nota discográfica:

De entre las muchas grabaciones que se pueden adquirir, destacaremos dos.

Primero, por su excelente estilo, bajo precio y fácil adquisición, el triple compacto que edita Brilliant con Iberia, la suite española y Cantos de España (entre otros), en muy estimables interpretaciones de Ricardo Requejo.

En segundo lugar, para todos aquellos que quieran degustar lo mejor de lo mejor, cualquiera de las tres grabaciones de Alicia de Larrocha. La primera, para EMI, se ha reeditado recientemente en una serie dedicada a la música española (precio medio). La segunda, para Decca, forma parte de una colección de discos dobles (Double Decca) que en ocasiones se pueden encontrar a precio económico. La última y definitiva grabación, ya con sonido digital, continúa a precio normal. Se puede apreciar una progresión en el estilo de De Larrocha a lo largo de los años: del fuego de la juventud a la instropección de la madurez. Que cada uno elija por sí mismo.

1:40 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Interesante entrada. Solo un dato, es Albayzin, no Albaicin. Es Alhambra, no Alahambra.

1:45 p. m.  

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